miércoles, 23 de enero de 2019

catharos




La designación de cátaro, fue creada por el canónigo renano Eckbert de Schönau en el año 1163 como un cultismo, haciéndose eco del latín cati o catiers (en francés), proveniente esta acepción del griego catharos, que significaba, puros.




Los mismos cátaros nunca se llamaron a si mismos puros, como tampoco “perfectos” sino que genéricamente adoptaban el nombre de apóstoles, cristianos, o bien Verdaderos Cristianos, Buenos Cristianos, Buenos Hombres y Buenas Mujeres. El apelativo de cátaros, fue impuesto por la Inquisición a modo peyorativo, o significativo de infamia, desprecio, o bien como un insulto hacia la herejía catara.




Por lo que en la actualidad el nombre de cátaro, tiene un significado bien claro, definido, y entendible para todo aquel interesado sobre el tema que nos ocupa.

Se ha de entender el catarismo como un movimiento religioso, hacia una concepción humanística en la tendencia a un purismo, que precisamente, en el cristianismo romano u ortodoxo griego no existía, por causa de la relajación moral. Los cátaros predicaban la pureza del alma y los sentimientos humanitarios hacia los demás, sin perseguir metas políticas, económicas ni religiosas, sino un movimiento auténtico hacia la perfección del individuo, que fue abarcando, a gran parte de la sociedad europea, de buen acogimiento tanto por el pueblo en general como a muchos caballeros y príncipes. Tanto es así que las altas jerarquías políticas y eclesiásticas, vieron peligrar sus estatus, poniendo todo su poderío en la destrucción de los cátaros.

Los padres de la Iglesia romana y griega, catalogaron a los cátaros, como herejía, tomando el sentido etimológico, herejía, por una “elección” cristiana, en el sentido ilícito de los textos sagrados, que debían ser admitidos globalmente, ya que era tomado el movimiento cátaro como una reforma inaceptable, como lo fuera siglos después el luteranismo, el cual tuvo fuerza y poder para separarse de la Iglesia tradicional, cosa que no ocurrió con el catarismo, el cual se convirtió en una religión muerta, al no existir un vínculo sagrado por medio de un clero que uniese a los creyentes con Dios.

Cosa es bien sabida que durante los dos últimos siglos de la Edad Media, la “Iglesia Oficial” de ocupó en destruir todo posible vínculo. Y solo gracias a la documentación que se ha podido salvar de los cátaros, se puede hoy día, ofrecer un panorama más o menos completo de aquella época.






Como es sabido la fascinación de los cátaros le viene inspirada por las diversas corrientes de en las antiguas religiones que tuvieron sus orígenes en Zoroastro, real o imaginario pero que desprende una verdad filosófica bien aceptada por los cátaros.

Esta filosofía se basa en los dos principios que existen entre el Cielo y la Tierra, el Bien y el Mal, aceptados por los cátaros (en este caso) basándose en la existencia de una intermediación entre estos dos elementos naturales, llamados “Inmortales Benéficos”, pudiendo alcanzar tales beneficios espirituales, para lo cual los cátaros debían practicar la Virtud, y la Piedad con el fin de ejercitar buenas obras por medio de la bondad, la verdad,los buenos pensamientos, y tolerancia hacia el prójimo, requisitos estos imprescindibles, para obtener los “Inmortales Beneficios” tras estas prácticas indispensables, los cátaros salvaban el alma para la vida eterna.

Los cátaros tenían muy claros los dos principios dualistas del Bien y del Mal, para los cuales trabajaban toda la vida, en la creencia que las almas humanas eran consideradas como partículas luminosas, procedentes del Padre de la Grandeza, del principio luminoso o Dios Bueno, que en origen (estas almas) eran prisioneras de la Tinieblas, por estar en posesión de la tierra y lo material de la vida, por lo que los cátaros debían practicar pensamiento y acciones buenas, de lo contrario serian castigados.Los cátaros también eran conocidos como los "Buenos hombres".


CRUZADA CONTRA LOS CÁTAROS


Pocas veces en la historia de la humanidad se ha organizado una cruzada tan sanguinaria y cruel, como la sufrida por los cátaros












La cruzada fue la maquinaria que los católicos utilizaron, a fin de suprimir la herejía de los cátaros, para ello se creó el ejército de los cruzados, que los componían, según las cifras de la época, veinte mil caballeros armados, con mas de doscientos mil, entre villanos, y agricultores, sin contar para la lucha contra los cátaros, de los burgueses, clérigos armados. Todas estas cifras tampoco son fiables del todo, puesto que, los propios interesados, las desvirtuaban en su propio beneficio, los cátaros eran los únicos que no inflaban su participación en las luchas y batallas , al ser el comportamiento defensivo, en la herejía de los cátaros.







Con el fin de crear un ambiente de terror hacia los cátaros, los cruzados empleaban la táctica de arrasar todo cuento encontraban a su paso, con ello conseguían el alimento para las tropas cruzadas, en los mismos lugares de lucha, y sobre todo el hacerse con toda clase de botín, en especial de los supuestos tesoros que los , guardaban celosamente en sus castillos.


CREACIÓN DE LA INQUISICIÓN CONTRA LOS CÁTAROS

CRUZADA CONTRA LOS CÁTAROS


La cruzada albigense (denominación derivada de Albi, ciudad situada en el suroeste de Francia), también conocida como cruzada cátara o cruzada contra los cátaros, fue un conflicto armado que tuvo lugar entre los años 1209 y 1244, por iniciativa del papa Inocencio III con el apoyo de la dinastía de los Capetos (reyes de Francia en la época), con el fin de reducir por la fuerza el catarismo, un movimiento religioso calificado como herejía por la Iglesia católica y asentado desde el siglo XII en los territorios feudales del Languedoc, favoreciendo la expansión hacia el sur de las posesiones de la monarquía capetana y sus vasallos.
La guerra, que se desarrolló en varias fases, se inició con el enfrentamiento entre los ejércitos de cruzados súbditos del rey Felipe Augusto de Francia con las fuerzas de los condes de Tolosa y vasallos, provocando la intervención de la Corona de Aragón que culminó en la batalla de Muret. En una segunda etapa, en la que inicialmente los tolosanos alcanzaron ciertos éxitos, la intervención de Luis VIII decidió la sumisión del Condado certificada por el Tratado de París. En una prolongada fase final, las operaciones militares y las actividades de la recién creada Inquisición se centraron en la supresión de los focos de resistencia cátara, que, desprovistos de sus apoyos políticos, terminaron por ser reducidos. La guerra destacó por episodios de gran violencia, provocó la decadencia del movimiento religioso cátaro, el ocaso de la hasta entonces floreciente cultura languedociana y la conformación de un nuevo espacio geopolítico en Europa occidental.
EJÉRCITOS CRUZADOS CONTRA LOS CÁTAROS


En contra de la herejía de los cátaros, se forma un gran ejército cruzado a orillas del río Roine, entre Lyón y Velence, si hacemos estricto caso de las cifras de sus componentes, siempre con la tendencia secular en la exageración de estas, diremos que según Guillén de Tudela, la cruzada contra los cátaros, se componía de 20.000 caballeros bien armados, mas de 200.000 soldados entre villanos, campesinos, a parte de los burgueses y personajes eclesiásticos.

Al frente de este numeroso ejército cruzado contra los cátaros, grandes señores, caballeros, mercenarios con derecho a botín, violar y arrasar todo cuento pudieran a su paso. Los villanos y campesinos no combatientes eran los encargados de la intendencia del ejército, víveres, aprovisionamiento de armas, así como el consabido grupo de prostitutas, para el entretenimiento de la soldadesca.

Toda esta máquinaria de cruzados anti cátaros, se pone en marcha el día de San Juan del año 1209, descendiendo por el Roine, hasta Montpelier, el 14 de julio del mismo año, forzándose conversaciones para la rendición de los cátaros, entre el legado papal Arnau Amalric y el vizconde Ramón Roger Trencavell, sin éxito.

Otro ejército cruzado contra los cátaros, va penetrando por Carcí, ante Casseneuil, cerca de Agen, dirigido por el belicoso arzobispo de Burdeos.

Las tropas cruzadas se detienen frente a la ciudad cátara de Beziers, el día 22 de julio de 1209, donde el obispo católico de Beziers Renaud de Montreyroux intenta parlamentar con Arnau Amalric, proponiéndole la entrega de 222 cátaros de la ciudad, pero los habitantes de ésta ciudad, se niegan en redondo.

Sucede que un grupo de soldados insulta a los cátaros posicionados tras las murallas, por lo que propicia una imprudente salida de una patrulla, para castigar a los provocadores, lo que aprovechan los cruzados para colarse por la puerta abierta de Beziers, invadiendo rápidamente toda la ciudad cátara, es tanto el ímpetu de los asaltantes, que no pueden impedir los cátaros, el incendio, destrucción, pillaje, y el degüello de todo lo que encuentran a su paso, hombres, mujeres, ancianos, y niños, ante lo horroroso del espectáculo, alguien le pregunta Amalric, como distinguir los cátaros del resto de los habitantes, pronunciándose aquella cruelísima frase del legado papal, “matadlos a todos, y Dios ya separará a los buenos”.

El día 3 de agosto siguiente, las tropas cruzadas atacan la ciudad cátara de Carcasona, que aun de sus dobles murallas, y lo inexpugnable de su asalto, permanece en la mente de todos, el violento fin de la ciudad cátara de Beziers, más aun cuando un traidor aconseja a Ramón Roger Trencavell, la salida a campo abierto con 100 caballeros para enfrentarse a Arnau Amalric, siendo todos hechos prisioneros, y asaltada Carcasona.

No corrió la misma suerte que la ciudad cátara de Beziers, al interceder por sus habitantes, Pedro el Católico de Aragón, y hasta el mismo Inocencio III, prohibiendo pasar a degüello a sus gentes, puesto que su deseo era juzgar por medio de la Inquisición a los cátaros existentes.

Desde este momento Amalric, cede el mando al terrible vizconde Simón de Montfort, quedando toda Occitania a su merced, con las tropas que el rey de Francia Felipe Augusto le facilitó, para el exterminio de los cátaros.

Aunque las tropas de los cruzados, hicieron uso de la obligada cuarentena, para licenciarse, a Simón de Montfort le quedaban aun efectivos con el propósito de seguir los ataques contra los cátaros, asolando todo el Languedoc , castillos cátaros como, Bram, Minerva, Termes, Cabaret, Lavaur, Puillorenç, Les Cassés, Montferrand, Motgey, incendia Altarriba, pasa a degüello a Pamis (a pesar de la prohibición papal) Foix en 1212, conquistan a sangre y fuego Agen, Castelsarrasin, Moissac, Montalbán, todas estas victorias de los cruzados , van seguidas otras tantas hogueras, que son encendidas para quemar vivos a los cátaros y sus simpatizantes.

Un hecho importante de la cruzada contra los cátaros, tiene lugar en la Batalla de Muret y el asalto a la ciudad, por Simón de Montfort contra Pedro el Católico, pero eso merece un capítulo a parte, por la relevancia que significo esta acción contra los cátaros.

Simón de Montfort, a parte sus crueldades, era un guerrero eficiente, cosa que a Inocencio III, le conviene, y Felipe Augusto le cede el dominio de las tierras cátaras de toda Occitania, a satisfacción de Montfort, siendo recibido por el rey de Francia en la población de Melun, agradeciéndole los servicios prestados a la corona, sin mas reconocimiento.

Por parte de los cátaros, experimentan un breve resurgir de sus cenizas, cuando el hijo de Ramón VI, asedia la plaza de los cruzados en Bellcaire en la Provenza, obteniendo una victoria que hace renacer las esperanzas de los cátaros, al ser derrotados los cruzados, lo que anima a Ramón VI, hacerse fuerte en Tolosa, acudiendo Simón de Montfort, y entablándose una furiosa batalla para recuperar la ciudad para los cruzados.

En el sitio de Tolosa defendida por los cátaros, una catapulta lanzada desde las murallas una gran piedra, que da de lleno en la cabeza de Simón de Montfort,



Simón de Montfort

muriendo casi instantáneamente, destrozándole el yelmo, la cota de malla y con ello la cabeza en varios pedazos, cayendo Montfort del caballo, la alegría en el bando cátaro es indescriptible, al poder eliminar a su mas encarnizado enemigo, el 2 de junio del año 1218, la leyenda dice que una enorme piedra es lanzada desde las almenas de Tolosa por varias mujeres cátaras, implicadas en la lucha, dando fin al su terrible enemigo.

Le sucede en la persecución de los cátaros Amalaric de Montfort, hijo de Simón, pero la verdad es que durante un tiempo, los cátaros obtienen resonantes victorias, comandados por Ramón VII, hijo de Ramón VI,
                            
                                 por lo que es llamado a la ciudad de Meaux en 1229, 
proponiéndosele su rendición, a cambio de perdonar su vida, la de su familia junto con la de todos los tolosanos, que no acepta, solamente al morir prematuramente Ramón VII, el rey de Francia toma el dominio de toda la región cátara de Tolosa.




Los cátaros, son nuevamente perseguidos por la Inquisición con más ahínco si cabe, volviendo a la costumbre de los cruzados , en la implantación de las hogueras, que consumirán a centenares de Buenos Hombres y cuantos cátaro hallasen en su camino, por lo que en el año 1244, cae el castillo cátaro de Montsègur ultimo reducto de los cátaros, y en 1255 el castillo de Queribús, terminando de esta manera la persecución de los cátaros por la cruzada, y la diáspora de los pocos que han podido salvarse de estas terribles persecuciones.

BATALLA DE MURET CONTRA LOS CÁTAROS






Existía una confrontación entre el rey Pedro II de Aragón y el papa Inocencio III sobre Occitania, dominada esta región por los cátaros, el papa no podía consentir que el conde de Tolosa apoyara la causa de los cátaros, habiendo pedido Ramón VI vasallaje al rey Pedro, y que éste además lo hubiera aceptado, propiciando con ello el enfrentamiento abierto, entre los cátaros y los cruzados, en la ciudad de Muret, muy cercana a Tolosa, que para mas complicación Pedro II de Aragón siendo fidelísimo católico, quiso ponerse militarmente del lado de sus vasallos tolosanos, objetivo inminente de Simón de Montfort.





El 8 de septiembre del año 1213, Pedro el Católico, instala su campamento frente a Muret, uniéndosele los condes de Comminges y de Foix, simpatizantes de los cátaros, al igual que Ramón VI de Tolosa.



Sabedor Simón de Montfort la concentración del ejército del rey, y sus contingentes cátaros, sale de la ciudad de Fanjeaux con sus huestes acompañado por siete obispos y tres abades, entrando en Muret, la primera acción emprendida es la excomulgación de los condes de Tolosa, e intento de convencer a Pedro el Católico abandonar la causa de los cátaros, y retirarse del campo, propuesta que el rey rechaza de plano.



Simón de Montfort estratégicamente tenía problemas, ya que los cruzados al acabar la Cuaresma, pasados ya los cuarenta días obligatorios, se marchan hacia Francia, por lo que los cruzados quedan en inferioridad, con unos 800 caballeros y 700 infantes, frente al ejército de los cátaros de 40.000 combatientes (aunque según costumbre de la época, tales cifras estén exageradas). La ventaja de Simón es sin duda su gran preparación militar, el acerbado odio hacia los cátaros, y la buena organización de sus tropas.



El gran contraste entre uno y otro ejército, es que mientras Simón de Montfort, planea concienzudamente la acción a realizar contra los cátaros, velando sus armas y rezando parte de la noche; En el campo de los cátaros peor organizado, pasan la noche en celebraciones, al considerar ya de antemano una gran victoria sobre los cruzados, el rey, su máximo valedor, tras una noche repartida entre comer beber y practicar sexo con una mujer, aun le queda tiempo para rechazar el plan de Ramón VI el cual no cree conveniente presentar batalla a campo abierto, sino asediar la ciudad de Muret, tachándole de cobarde el rey Pedro el Católico, por lo que Ramón VI se retira ofendido a su tienda.



Simón de Montfort, sale con sus tropas de Muret sin ningún problema, sabedor por sus espías que el rey Pedro, irá en primera línea al frente de su ejército cátaro, a la manera clásica de la época, escogió a una treintena de sus más sanguinarios guerreros, a fin de matar al rey en el primer encuentro. 



En efecto, el ejército de los cátaros choque es extremadamente durísimo, volando cabezas, brazos y piernas por todas partes, uno de los treinta hombres cruzados abate a un gigantesco soldado cátaro, exclamando ¿era éste el gran guerrero que se cita en las leyendas?. ¡! No es el rey, bellaco ¡! exclamó Pedro el Católico, ¡el verdadero rey lo tienes delante! por lo que inmediatamente se abalanzaron todos contra el monarca, el cual logró matar a ocho guerreros, pero finalmente un vez muerto su caballo, lo abatieron despiadadamente, dejando su cuerpo destrozado y desnudo, siendo rescatado su cadáver por los cátaros.



Simón de Montfort, hizo correr rápidamente la noticia de la muerte del rey Pedro, por lo que las desorganizadas tropas de los cátaros huyeron desordenadamente, los cruzados, realizaron una maniobra envolvente, persiguiendo a los fugitivos empujándolos hasta orillas del río Garona, en donde se dijo, que murieron ahogados más de 20.000 soldados.


Con el fin de la batalla de Muret, y la estrepitosa derrota de los cátaros, comienza el declive de los mismos, así como el dominio catalán sobre Occitania, perdiendo la ocasión del expansionismo de la Corona de Aragón y Cataluña por todo el Languedoc, en beneficio del monarca francés, que ve en esta oportuna derrota cátara y catalana, la liberación del sur de Francia que tanto ansiaba.





HUIDA DE LOS CÁTAROS




Tras la casi total eliminación de los cátaros, estos emprendieron el camino del destierro, hacia varios países europeos, principalmente a Italia y España.



Creándose la figura de los “ductores heritocorum” o sea los “pasadores” estos personajes 
se especializaron, en ayudar a huir a los cátaros, en principio por dinero, y posteriormente ya de una manera mas voluntaria, movidos por la compasión suscitada, en base de la precariedad a la conservación de la vida de los cátaros


Estos pasadores, ( de nacionalidad francesa e italiana) iban dirigiendo a los cátaros por los túneles y conductos secretos que muchos castillos cátaro poseían, al mismo tiempo los huidos cátaros eran proveídos, con ropajes diferentes a los suyos, cambios de nombres, y sin ningún signo o costumbre que los pudieran delatar como cátaros, los cuales se adaptaban pronto a los lugares de sus nuevas residencias, siguiendo ejerciendo los diferentes oficios que aprendieran en el adoctrinamiento de los perfectos cátaros, por lo que las gentes los acogían de buen grado, dada la falta que existía, de buenos artesanos en muchos lugares.



Los huidos cátaros también pudieron contar a parte de los pasadores, conocedores de los más recónditos caminos, con la complicidad de muchas otras gentes, de los lugares por donde atravesaban los fugitivos, en forma de dinero, ropas o alojamientos.



Los pasadores, habían de conocer bien el terreno que pisaban, ya que la Inquisición sabedora de los movimientos cátaros en zafarse de su justicia, estaba aun muy presentes, en las encrucijadas y todos aquellos lugares donde los cátaros pudieran asentarse, como cualquier otro vecino de villas y aldeas, haciéndose avisar los pasadores por emisarios, de los posibles peligros que pudieran acechas a los cátaros.



A la huida de los cátaro se añadía los peligros que representaban los salteadores de caminos, por cuanto la odisea de los cátaros se fue prolongando durante unos años más, tras la aniquilación sufrida, causada por la persecución de los cruzados y la Inquisición.



Buen número de cátaros, ya sea por sus raíces, o por añoranza de su procedencia, volvieron al Languedoc, a pesar del peligro que conllevaba su presencia en Occitania, logrando ejercer su ministerio clandestinamente; No obstante, años posteriores en que la presencia de los cátaros dejó de suscitar persecuciones o recelos por parte de la iglesia católica, no supieron aprovechar la coyuntura favorable a los cátaros, al no transmitir su cultura a las nuevas generaciones, quedando así olvidados para siempre. 



Aun a pesar de los peligros existentes, algunos de los huidos cátaros pudieron atravesar los Pirineos, adentrándose en España, principalmente en Cataluña, pero esa es otra historia de los cátaros, no exenta de peligros, pero ya sin la fuerza que suscitaron en la tierra de donde provenían y desarrollaron su religión.



TRAGEDIA DEL ULTIMO "PERFECTO"



ITINERARIOS EN TIERRA DE CÁTAROS

 
                                                                                                   




                               Caudiès-de-Fenouillèdes